Historia del lenguaje de señas

Cuando mi primer hijo era tan solo un bebé de meses me sentía confundida, sola en ocasiones, sin recursos para maternal. Siempre cuento la historia de la suerte que tuve de llegar a los grupos de apoyo de lactancia de la liga de la leche y a las clases de yoga mamá-bebé, donde no solo encontré contención, tribu, también encontré información, y fue así, que un día revisando la enorme biblioteca de libros para familias que tenía la líder del grupo al que asistía encontré un libro sobre lenguaje de señas, pregunté de qué se trataba y quedé fascinada.

Conseguí el libro y me lo leí cuando Renzo tenía 4 meses, esperamos y cuando Renzo llegó a sentarse solo comenzamos poco a poco a introducir señas, fue maravilloso, y tengo el recuerdo de cómo nos divertimos, nos conectamos y nos entendimos. Mi desilusión llegó cuando en un grupo internacional de crianza respetuosa alguien preguntó sobre cómo conectarse con su bebé, yo le sugerí el libro, de repente saltaron muchos otros mapadres y cuestionaron esta forma de crianza. Hablando sobre cómo era anti natural enseñarle señas a un bebé que habla y escucha perfectamente, y que yo “podía” conectarme con mi hijo sin esa herramienta. Me sentí devastada, mala madre por no poder conectar.

Mucha introspección, tiempo de verme a mi como mamá, mis habilidades, mi incesante búsqueda de red, de intención al conectar, de información, me llevó finalmente a darme cuenta que eso fue lo mejor para Renzo y para mi en ese momento. Hoy no sé decirte si es natural o no, que me ayudo sí, muchísimo, en su momento fue una herramienta que me llevó a vivenciar la maternidad de otra manera y logramos un vínculo hermoso con mi bebé.

Hoy con Elu no fue necesario, de hecho jugando introducimos algunas, pero la realidad es que con otras herramientas como el masaje, el cuidado en el cambio del pañal y el baño, han hecho que nuestro vínculo sea diferente también, hay otra conexión, que no es ni mejor ni peor que la que tuve con Renzo, es simplemente diferente, también en parte porque no soy la misma mamá que fui con Renzo, porque tampoco soy la misma persona que era antes.

Sea cual sea la forma que elijas para conectarte con tu bebé, confía en ti, en tus capacidades como cuidador de ese pequeño y si sientes dudas, pregunta, investiga, pero siempre pasa todo eso por tu propio filtro, que al final del día lo que hagas resuene con quién eres ahora y con quien quieres ser mañana.

Si buscas conectarte con tu bebé, y te interesa el masaje infantil o más información sobre cómo trabajar el vínculo con tu pequeño a través de los cuidados cotidianos escribime a hola@sofisabina.com.

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